Polonia, un globo pinchado.

‘Empezar enchufados, perdonar, desinflarse y pagarlo’… Una frase que resume muy bien lo que ha hecho Polonia en esta Eurocopa. La irregularidad polaca se ha pagado cara, y es que, pese a jugar un buen fútbol, no han sumado más de dos puntos, lo que ha llevado a su eliminación.

Robert Lewandowski lo intentó, pero estaba muy sólo arriba.

Los primeros veinte minutos de cada partido el fútbol de Polonia enamoraba. Sólidos en defensa, presión asfixiante en campo contrario, buenas combinaciones en ¾ de campo… Pero no aprovechaban su superioridad, a pesar de tener a un goleador en sus filas como lo es Robert Lewandowski, pero no había suerte de cara a portería.

Sólo aprovecharon su superioridad futbolística inicial ante Grecia, cuando, en el minuto 17’, el ariete del Dormount conectaba un buen testarazo con un centro preciso de su compatriota Piszczek. Después de ese gol, no lograron dominar el partido, ni aún con un jugador más. Y, finalmente, Grecia acabó empatando, pudiendo haber ganado si Karagounis no hubiese fallado un penalti.

Tyton mantuvo la esperanza deteniendo un penalti a Karagounis.

Contra Rusia y República Checa pasó lo mismo. Arreón inicial, incomodando al rival, pero el balón no entraba. La batería polaca no duraba más de 20-25 minutos y pasaban de llevar la manija del partido, combinando arriba que, junto a Lewandowski, Blaszczykowski, Obraniak y Piszczek parecían la mismísima Selección Española, a esperar atrás viéndolas venir y abusando en exceso del pelotazo a su hombre más adelantado.

Dos caras ha tenido Polonia en esta Eurocopa, y no supo explotar al máximo su faceta buena. Sus bajones a mitad del partido le han costado ser última de grupo con dos puntos y haber metido sólo dos goles en tres partidos. ¿Decepcionó la anfitriona, o estaba a la altura de lo esperado?